A medida que uno se va haciendo mayor va comprendiendo que
por muchos años que uno cumpla no acabas nunca de entender la vida. Siempre
ocurren cosas que te sorprenden tanto en un sentido como en otro, tanto cosas
buenas, maravillosas, sorprendentes como trágicas, espantosas, incomprensibles.
Nosotros aquí no somos nada, navegamos a merced de las olas de la vida que a
veces nos hace subir y otras nos hunden en lo más profundo de sus aguas.
Pero como sea y nos haga lo que nos haga siempre nos
aferramos a ella, no importa lo grande que sea el dolor, la vida es como una
droga a la que no queremos renunciar nunca, y nos transformamos, nos
reinventamos mil veces si es necesario con tal de seguir con nuestra droga, la
droga de vivir, de despertar cada mañana, de sorprendernos con cosas nuevas, de
sufrir grandes dolores pero eso si , vivos.
Lo que si creo que aprende uno con los años es que no hay
que preocuparse por cosas sin importancia, comprendemos que hay cosas a la que
antes le dábamos la máxima importancia y en realidad no tiene ninguna.
Relativizamos las cosas que nos pasan, y aprendemos a saborear pequeños
momentos de la vida que antes nunca hubiéramos visto siquiera pasar a nuestro
lado.
La vida es incomprensible, a veces dura, a veces maravillosa
pero es el tesoro más grande que tenemos. Aprovechémoslo con quien nos quiere ,
con quien se lo merece y dejemos de lado lo que nos causa dolor y a los que nos
causan dolor porque esos momentos que sufriremos por cosas y personas que no se
lo merecen solo será para nosotros tiempo perdido de disfrutar con otras cosas
con otras personas.
No te compliques la vida, simplemente vive, porque vivir es
el mayor tesoro que tenemos.
Vive y disfruta cuanto puedas, porque algún día dejarás de
hacerlo.